FacebookTwitteremailPrint Leche, azúcar, harina y fideos son los que más se consumen dentro del acuerdo de precios, según un estudio. Salen hasta un 65% menos que el resto. La controversia política sobre el avance de las marcas económicas en el consumo masivo terminó de estallar este lunes, justo al cumplirse tres meses del inicio de los “Productos […]
Leche, azúcar, harina y fideos son los que más se consumen dentro del acuerdo de precios, según un estudio. Salen hasta un 65% menos que el resto.
La controversia política sobre el avance de las marcas económicas en el consumo masivo terminó de estallar este lunes, justo al cumplirse tres meses del inicio de los “Productos Esenciales”, el acuerdo que “congeló” desde el 22 de abril los precios de 64 alimentos y bebidas en los grandes supermercados. La coincidencia es llamativa porque, en esa canasta oficial, aunque hay más de 20 opciones de marcas líderes, los productos más demandados por los consumidores fueron por lejos los de sellos poco conocidos, que hoy ya son hasta un 65% más económicos que el resto.
Un informe de la consultora Scentia al que accedió Clarín indicó que la participación de los “esenciales” sobre los 20 rubros a los que pertenecen casi se duplicó en sólo un mes, pasando de un 4,9% en abril a un 8,5% en mayo. Pero además, la firma midió cuáles fueron los artículos del acuerdo más comprados, y de allí surge que, entre los 16 primeros, 15 son de marcas que no son líderes.
Según Scentia, la leche en sachet La Martonafue hasta mayo el artículo del acuerdo más vendido, con casi un 15% de las unidades “esenciales” expendidas. Es esta una opción que Mastellone pactó ofrecer con abastecimiento garantizado a $ 35,80 en Capital y el Conurbano, frente a los $ 47,70 que cuesta el sachet más barato de su marca insignia, La Serenísima, según relevó Clarín.
En el tercer y cuarto puesto del ranking, en tanto, también se ven leches: las de larga vida de marca Apóstoles, producidas por Adecoagro, que se venden a $ 45, cuando un cartón similar de la marca líder vale $ 63,50. Según Scentia, las cuatro leches del listado oficial -todas de marcas hasta antes desconocidas-, tuvieron un crecimiento del 313% en su demanda de abril a mayo y pasaron a ser la quinta parte (20,8%) de todas las leches vendidas en los súper.
Si se analiza el azúcar, la opción del listado oficial es ya un 22,6% de toda la demanda del rubro, y también es de una marca alternativa: Dominó, fabricada por Ledesma. El paquete de kilo, a $ 34,25, fue el segundo producto “esencial” con más salida.
Debajo de las leches y el azúcar, el quinto artículo acordado más elegido fue la harina de trigo “000” Morixe, que se vende a $ 24,36 contra $ 32 de la Favorita y $ 49 de la Pureza. En el octavo escalón está la opción “0000” del mismo molino, que a $ 34,30 resulta 35% más barata que la Blancaflor. Y en sexto puesto aparecen los fideos Regio, marca recién creada por Molinos Río de la Plata con precios de $ 21,28 por paquete, hasta 65% menores que los de Matarazzo o Knorr, que se hallan a entre $ 53 y $ 59.
El agua embotellada Cellier (fabricada por Prodea y 59% más barata que la Villavicencio), el aceite Cada Día (de AGD y 26% más económico que el Natura) y los arroces Susarelli (de Molinos), Molinos Ala (de Adecoagro) y Primor (de Bunge) siguen en el top 15 de Scentia. En los arroces, así es posible pagar por un paquete hasta un 46% menos que si se escoge la tradicional marca Gallo.
Por último, entre los 15 “esenciales” más demandados aparece la yerba con palo Chamigo, de Molinos, que con un valor acordado de $ 96,10 para el paquete de kilo resulta un 47% más económica que la Taragüí.
En la consultora Nielsen destacan que, sólo de abril a mayo, el gasto de la gente en los productos del “congelamiento” se incrementó 123%. Y sostienen que, más allá del acuerdo, hay una tendencia general en los consumidores a volcarse a marcas más económicas. “Algunas son de los fabricantes grandes, otras son de pequeñas empresas, y en ambos casos ganan participación dentro de sus rubros”, destacó Facundo Aragón, gerente comercial de la firma.
“Los argentinos son muy marquistas, pero no quedaron fuera de esta tendencia, que es global y que acá se intensificó por la crisis económica. Ante la reducción de su poder de compra, la gente se vio impulsada a ser desleal a sus marcas, como una estrategia de ahorro. Se dio más en los sectores de bajos ingresos, pero no se limitó a esos segmentos”, añadió el ejecutivo de Nielsen. Allí detectaron por ejemplo que, de enero a mayo, el consumo de marcas propias de los súper creció un 10,9% interanual.
“La principal característica de este difícil momento para el consumo es que todos los hogares resignan, más allá de su poder adquisitivo y realidad”, añadió un informe reciente de la consultora Worldpanel División Kantar, donde detectaron que en mayo el consumo de primeras marcas cayó un 13% interanual, mientras que el de las segundas aumentó 6% y el de las terceras, un 2%.
Según Sandra González, titular de la asociación de consumidores Adecua, las marcas económicas avanzaron porque la crisis impulsó a las familias a probarlas, pero también porque, una vez en la mesa, no defraudaron. “La gente nota que no son de mala calidad y que no tienen nada peor que las opciones más caras, salvo el menor marketing o un envase no tan lindo. Si la gente las siguió comprando, es porque no las considera truchas ni ‘pindonga’”, afirmó.