FacebookTwitteremailPrint Hay que practicarlos al menos durante 30 minutos, tres veces por semana, según un estudio en 18,5 mil participantes. En 2015, la revista Nature confirmó que la genética es el factor que más influye en el sobrepeso y la obesidad, por encima de la dieta o el ejercicio. Sin embargo, para controlar el almacenamiento excesivo de grasa, muchos especialistas se centran […]
Hay que practicarlos al menos durante 30 minutos, tres veces por semana, según un estudio en 18,5 mil participantes.
En 2015, la revista Nature confirmó que la genética es el factor que más influye en el sobrepeso y la obesidad, por encima de la dieta o el ejercicio. Sin embargo, para controlar el almacenamiento excesivo de grasa, muchos especialistas se centran en acabar con los malos hábitos dietéticos y el sedentarismo.
Ahora, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Taiwan revela qué tipo de actividades son las más eficaces para frenar esta enfermedad crónica. La investigación fue elaborada en 18.000 personas de entre 30 y 70 años, que formaban parte de una base de datos china de investigación biomédica.
Publicado en la revista PLoS Genetics, el trabajo confirma que practicar jogging (correr de forma más pausada) era la mejor forma de controlar la obesidad, seguida de otros deportes como el ciclismo de montaña, el senderismo, la marcha atlética, ciertas modalidades de baile y el yoga.
Según los autores, estas actividades ayudan a reducir el índice de masa corporal (IMC) en individuos, cuya genética les hace más propensos a tener un peso excesivo. Pero, ojo, habría que practicarlos de forma regular, es decir, tres veces por semana durante, al menos, 30 minutos.
Por otra parte, actividades como el ciclismo, los estiramientos o la natación no evitan los efectos de tu genética sobre la obesidad. “Con los estiramientos se consume menos energía y la natación estimula el apetito”, explica a Sinc Wan-Yu Lin, principal investigador del estudio.
Genética de la obesidad
Para analizar los factores que influyen en la obesidad, las investigaciones anteriores solo habían tenido en cuenta el IMC. “Hasta ahora, se ha examinado este único factor porque es fácil de calcular, pero si solo se tiene en cuenta la altura y el peso, se desestima el porcentaje de grasa que existe en el cuerpo”, añade Wan-Yu Lin.
El estudio consideró otros cuatro indicadores de obesidad que también están ligados a problemas del metabolismo. De esta forma, se ha centrado fundamentalmente en cinco medidas: perímetro de la cintura y la cadera, IMC, porcentaje de grasa corporal y relación entre cintura y cadera.
Aunque el problema de la obesidad es complejo y multifactorial, este nuevo estudio precisa el tipo de actividad física más recomendable para las personas afectadas por esta enfermedad, que supone una de los mayores complicaciones sanitarias en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad causan alrededor de 2,8 millones de muertes al año en el mundo.