FacebookTwitteremailPrintEl candidato siguió la conferencia de prensa de Hernán Lacunza desde su oficina. Esperará a ver la reacción de los mercados a la propuesta oficial. Alberto Fernández siguió los anuncios de Hernán Lacunza en su oficina de la calle México. Analizó las medidas, charló con colaboradores sobre el impacto en el mercado y resolvió, al atardecer, que no […]
El candidato siguió la conferencia de prensa de Hernán Lacunza desde su oficina. Esperará a ver la reacción de los mercados a la propuesta oficial.
Alberto Fernández siguió los anuncios de Hernán Lacunza en su oficina de la calle México. Analizó las medidas, charló con colaboradores sobre el impacto en el mercado y resolvió, al atardecer, que no tomaría posición pública.
El paquete que presentó el ministro de Hacienda, que consiste básicamente en reprogramar los plazos de la deuda, fue seguido por TV por el candidato presidencial que decidió, a priori, guardar silencio.
“Su contribución será esperar”, aseguraron a su lado, y anticiparon que la decisión es ver las reacciones a las medidas anunciadas por el gobierno luego de dos jornadas incendiarias para el dólar y el Riesgo País.
Hubo, en el entorno de Fernández, lecturas puntuales: allí sostienen que las medidas le sirven al Gobierno para ganar tiempo, que descomprimen la presión sobre el dólar y que suponen, a simple vista, un gesto hacia la oposición en momentos de extrema tensión.
El silencio del candidato se leyó dentro de su equipo, incluso, como un respaldo implícito a las medidas que anunció Lacunza.
“Por lo menos pusieron un norte” le dijo Fernández a su entorno aunque pidió cautela y esperar cómo reaccionan el resto de los actores del sistema. Traducción: no siempre, una medida técnicamente correcta, tiene el impacto esperado.
“Queremos ver cómo evoluciona y cuál es la reacción del mercado”, explicaron desde la calle México. La renegociación de los vencimientos de deuda fue un reclamo recurrente de Fernández al que se plegó, además, Roberto Lavagna.
En los últimos días, el ministro de Hacienda le envió mensajes al candidato para pedirle que dé gestos públicos para aplacar las tensiones en los mercados.
Hasta el martes, según reconstruyó Clarín, la posición en el búnker de la calle México era lineal: “Piden que apoyemos su plan, pero no tienen plan”.
Ese clima cambió el miércoles. Fernández habría estado al tanto, de antemano de las medidas que luego anunció Lacunza.
Hay, de fondo, un concepto que el albertismo valida: es el gobierno de Mauricio Macri el que da la señal de renegociación de la deuda, una forma de admitir que no cumplió con lo establecido.
Es lo que Fernández pide hace semanas, desde que ganó con casi 50 puntos, las primarias el 11 de agosto: que Macri sea el que inicie, ante el Fondo, las conversaciones para renegociar los términos de un acuerdo que, asegura, “incumplió”.
Fernández se mueve en una zona difícil: sus palabras o sus silencios tienen impacto. Las repercusiones de su reunión, el lunes, con el FMI, generaron ruido y inquietaron a los mercados.
El candidato se molestó, además, por las críticas de sectores del gobierno que le atribuyen haber “dinamitado” el clima de moderación. Ante eso, tuiteó que Macri es el único responsable de lo que ocurre en el país.
El martes, en medio de una tensión creciente, hasta puso en duda la decisión de viajar a España donde dicta un seminario en la Universidad Camilo José Cela. Su plan era volar el domingo y regresar sobre el fin de la semana.
“No se quiere ir en medio de un caos”, explicaron a su lado a Clarín. Hasta el miércoles, el candidato del Frente de Todos (FdT) no había sacado los pasajes para volar.
El miércoles, Fernández desayunó con Carlos Melconián y luego estuvo en su oficina de la calle México.
En ese búnker recibirá, este jueves, al mediodía, a la “mesa de enlace” que integran cuatro entidades agrarias: Coninagro, Sociedad Rural, CARBAP y Federación Agraria Argentina (FAA).