Si las arcas provinciales estaban convalecientes antes de la pandemia, la parálisis de la economía que provocó la extensión de la cuarentena las colocó en terapia intensiva y cada vez más dependientes del respirador que les provee el Estado nacional. En efecto, como consecuencia del desplome de la recaudación, en los últimos tres meses cayó fuertemente el reparto de los recursos coparticipables, con un pico de caída del 25,9% en promedio el mes pasado.
Así lo refleja un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que dirige el economista Hernán Letcher. En él, se detalla que las transferencias de coparticipación cayeron 11,4% en marzo, 17,9% en abril y 25,9% en mayo. Esto obedece al desplome que experimentó la recaudación de los dos principales impuestos que nutren las transferencias por coparticipación: según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el IVA cayó el 27,8% en términos reales el mes pasado respecto de mayo de 2019, mientras que el impuesto a las ganancias bajó el 23,7% interanual.
¿Qué sucede con los recursos que la Nación reparte a las provincias por fuera de la coparticipación, es decir, con las transferencias no automáticas? De acuerdo con un trabajo elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que dirige Nadin Argañaraz, durante el primer cuatrimestre del año el Gobierno repartió 100.000 millones de pesos entre las provincias por este concepto; más de la mitad de esos desembolsos (55%) se produjeron en abril, es decir, durante la cuarentena.
Sobre la base de este informe, el diputado y jefe de la UCR, Alfredo Cornejo, advirtió que el Gobierno realiza un reparto discrecional de esos fondos en favor de las provincias de su signo político y en detrimento de los gobernadores opositores.
“Las doce provincias con mayor asignación per cápita son gobernadas por el oficialismo o por partidos aliados: Buenos Aires, Entre Ríos, Salta, Chaco, La Rioja, Santiago del Estero, Formosa, San Juan, Catamarca, Santa Cruz, La Pampa y Tierra del Fuego”, señaló Cornejo.
Para el análisis comparativo entre provincias, el Iaraf tomó la asignación per cápita de lo que recibe cada jurisdicción en concepto de transferencias no automáticas. Para ello, segmentó a las provincias en cuatro grupos según su nivel de ingreso y densidad demográfica. “Buenos Aires, Santa Cruz, Entre Ríos y La Rioja, en relación con el grupo al que pertenecen, fueron las más beneficiadas. Se destaca que, en términos absolutos, el mínimo lo registra Santa Fe, que recibió $1169 promedio por habitante, mientras el máximo corresponde a La Rioja, con el equivalente a $7711 per cápita promedio”, señala el informe.
Cornejo también sigue de cerca la distribución entre las provincias de los fondos destinados a los dos programas de auxilio que instrumentó el Gobierno durante la pandemia: el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), por el cual se destinan $10.000 a los desocupados, trabajadores informales, de casas particulares, monotributistas sociales y categorías más bajas, y la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), por la cual el Estado paga hasta el 50% de la nómina salarial de los trabajadores de las empresas que se inscriben.
Según un trabajo que le acercó la consultora Aerarium, en lo que va de la cuarentena la Anses destinó $116.185 millones entre ATP ($40.961 millones) e IFE ($75.494 millones). En términos per cápita, las provincias más favorecidas son Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Misiones, las cuales no fueron mayormente afectadas por la pandemia, salvo Chaco. Entre las menos favorecidas se encuentran las jurisdicciones más afectadas por el Covid-19 (excepto Chubut), entre ellas la Capital, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
Desde la oposición sostienen que, ante la caída estrepitosa de la recaudación y de los ingresos por coparticipación, el Gobierno auxilia a las provincias amigas con transferencias discrecionales no automáticas. Según el informe de CEPA, los recursos coparticipables representan una buena parte de los ingresos provinciales: en promedio, alcanzan el 71,3% del total. Algunas provincias presentan un alto nivel de dependencia de los recursos nacionales coparticipables, como Formosa, La Rioja, Catamarca, Chaco, Jujuy y San Juan, mientras que en el otro extremo figuran las provincias cuya recaudación local es sensiblemente mayor, como Capital, Buenos Aires, Neuquén, Córdoba y Mendoza.
Como consecuencia de la pandemia y de la caída de la recaudación, la más afectada por la caída de la coparticipación es Santa Fe, con un desplome del 29,7%, precisa el informe. En el otro extremo, la que presentó menor pérdida en la recaudación en términos reales por recursos de coparticipación fue Río Negro, con una caída de 23,9%.
“El escenario, de todas formas, presenta poca dispersión y todas las provincias pierden de manera sensible. Estos datos de retracción de los recursos del Estado nacional y de las recaudaciones provinciales resignifican las asistencias estatales en el marco de la pandemia”, concluye el informe.Fuente: La Nación – Laura Serra