Prácticamente el 30% de la población argentina pidió a Anses cobrar esta asistencia. Casi 4,6 millones de personas tuvieron sus solicitudes rechazadas Más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 24 años cobró los bonos de $10.000.
Dos de cada diez habitantes cobraron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) otorgado para atenuar el impacto de la pandemia de coronavirus, y una amplia mayoría correspondió a mujeres. En tanto, más de la mitad de los jóvenes de entre 18 y 24 años cobró desde que empezó la cuarentena los dos bonos de $10.000.
En total, prácticamente el 30% de la población argentina pidió a Anses cobrar esta de asistencia. Casi 4,6 millones de personas tuvieron sus solicitudes rechazadas, principalmente por tener -el solicitante o un integrante de la familia- un ingreso en blanco.
De un total de 8.857.063 beneficiarios de este ingreso extraordinario, 4.934.657 fueron mujeres y 3.922.406 varones de entre 18 y 65 años.
Según datos de la ANSeS, la suma de todos los beneficiarios representan el 19,5% de la población total del país, lo cual demuestra el nivel de informalidad, pues se trata de personas que no tienen un ingreso habitual de manera formal.
“Este escenario es verdaderamente alarmante si consideramos que sus causas no obedecen exclusivamente a la situación extraordinaria de la pandemia mundial, sino que presenta rasgos estructurales”, advierte en el informe el organismo previsional.
Destaca que “al analizar la penetración del IFE en las distintas provincias se observa una marcada focalización en aquellas que presentan los indicadores sociales que reflejan una mayor situación de vulnerabilidad”.
En Santiago del Estero, por ejemplo, prácticamente la mitad de la población de entre 18 y 65 años cobró las dos cuotas del IFE. En Chaco y Formosa alrededor del 45% y Corrientes y Salta superaron por poco el 40%. Por el contrario, en Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego y la Ciudad de Buenos Aires el IFE correspondió a cerca del 20% de los habitantes con edad para cobrarlo.
Según la edad, la cobertura entre 18 y 24 años es del 52%, entre 25 y 34 años es del 44%, entre 35 y 44 años del 28%, entre 45-54 es del 21% y en el grupo etario 55-65 años es del 14%.
Así, considerando cada rango etario, Anses llegó a la conclusión de que el 52% de los jóvenes de entre 18 y 24 años es beneficiario del IFE. El 28% de los bonos de $10.000 que pagó el organismo previsional -2,5 millones- fue para este sector de la población.
Por otra parte, seis de cada diez pagos del IFE -5,6 millones- se realizaron a trabajadores y trabajadoras de la economía informal o personas sin trabajo y que no cobran seguro por desempleo. En ese sentido, el Anses midió que este sector de la población arrastra problemas para encontrar un empleo desde mucho antes de la pandemia.
“La mayoría de la población beneficiaria alcanzada por el IFE no tiene la posibilidad de acceder a un empleo formal como consecuencia de una problemática estructural”, agrega el estudio.
Sólo 826.195 beneficiarios/as (9,3%) tuvieron al menos un mes de trabajo en relación de dependencia formal en el período febrero 2019 a enero 2020 y en promedio percibieron una remuneración de $ 13.046 durante cuatro meses.
De acuerdo a la radiografía oficial sobre el IFE, los jóvenes y las mujeres fueron los sectores de la población con mayor cobertura. Esto obedece a que son, además, los que más sufren las condiciones del empleo informal o inestable, de pobreza o indigencia.
En ese sentido, la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía había medido en abril que de los jóvenes que eran potenciales beneficiarios del IFE, el 99% tenía un trabajo en negro.
Entre las mujeres, la cobertura del IFE se explica por tres cuestiones. Primero, porque los $10.000 se pagan a todos los beneficiarios de la AUH, que en un 90% son mujeres. Por otro, en que en caso de haber dos solicitantes por familia, se le da prioridad a que el bono sea cobrado por la mujer.
Por último, porque el principal empleo de las mujeres en la economía -casi 1 de cada 5 puestos de trabajo- es el de personal de casas particulares. El 93,6% de esta fuerza laboral son mujeres y no solo tienen un porcentaje de informalidad superior al 75% sino que además tienen el salario promedio más bajo de todos, cercano a los $8600. Más de 272.000 trabajadoras de casas particulares accedieron al IFE.
“Si bien el IFE surgió como una respuesta a la situación económica y productiva coyuntural que implica el aislamiento obligatorio, pone sobre la mesa problemas estructurales. En particular, expone cómo la desigualdad también es un factor amplificador de los efectos negativos de la pandemia. Las elevadas tasas de trabajo informal en el mercado de trabajo y la fragilidad de muchos sectores ante situaciones imprevistas quedan evidenciadas”, considera el informe oficial.