Marita Verón en Tucumán, Fernanda Aguirre en Entre Ríos, María Cash en Salta y Sofía Herrera en Tierra del Fuego son algunos de los ejemplos de casos en los que su paradero sigue siendo una gran incógnita
Desde 2014, la Asamblea General de las Naciones Unidas conmemora cada 30 de julio el Día Mundial contra la Trata de Personas, un delito que ataca a mujeres, hombres, adolescentes y niños que son explotados para distintos fines, que van desde la realización de trabajos o servicios forzosos hasta la explotación sexual y el tráfico de órganos.
En Argentina, cuyo caso emblemático es el de Marita Verón, actualmente hay decenas de mujeres que llevan más de 10 años desaparecidas en distintas provincias. Fernanda Aguirre en Entre Ríos, María Cash en Salta y Sofía Herrera en Tierra del Fuego son algunos de los ejemplos de casos en los que su paradero sigue siendo una gran incógnita.
María de los Ángeles Verón tenía 22 años cuando fue raptada desde un automóvil el 3 de abril de 2002, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, por un grupo dedicado a la trata de personas. La intensa búsqueda que emprendió su madre, Susana Trimarco, recorrió el mundo y convirtió al caso en un emblema de lucha contra la trata de personas en el país.
A lo largo de estos 18 años, la Justicia dictó condenas y dispuso absoluciones, pero jamás logró descubrir el paradero de Marita. Según lo recolectado por los investigadores, la joven, que en ese momento era madre de una nena de 2 años, fue captada por una red de trata que operaba en La Rioja, vinculada al clan Ale, un grupo delictivo de Tucumán.
En 2012 el juez de Instrucción Víctor Manuel Pérez elevó la causa a juicio contra 13 acusados por el secuestro: los hermanos vinculados al clan “Ale”, María Jesús y Víctor Rivero; la dueña de prostíbulos riojanos Irma Lidia Medina, los hermanos José Fernando y Gonzalo José Gómez, Daniela Natalia Milhein, Andrés González , Carlos Alberto Luna, Domingo Pascual Andrada, María Azucena Márquez; Humberto Derobertis, Mariana Bustos y Cynthia Gaitán.
Durante todo ese año se desarrolló el juicio oral, que culminó en diciembre con la absolución de todos los imputados. A fines de 2013, la Corte Suprema provincial revocó en forma parcial ese fallo y ordenó que una nueva sala fije la pena a 10 de los 13 acusados, ya que confirmó la inocencia de los hermanos Rivero y, por su parte, Medina había fallecido. El tribunal consideró coautores del delito de retención y ocultamiento agravado para el ejercicio de la prostitución de la joven a los hermanos Gómez, que fueron condenados a 22 años de prisión, y a Milhein y González, que recibieron 18 años.
A su vez, condenó como partícipes necesarios a Luna y Andrada (17 años); Márquez (15 años); Derobertis (12), Bustos y Gaitán (10 años). La sentencia no quedó firme, por lo que a fines de abril de 2017 la sala II de la Cámara Penal ordenó la detención de los condenados, quienes recién entonces comenzaron a cumplir con la sentencia.
“Cada día ha sido un calvario”, expresó Trimarco tiempo atrás, cuando ya llevaba más de 15 años luchando por la aparición de su hija “contra esta gente que no dice qué hicieron con Marita”.
A los pocos meses, los hermanos Rubén “La Chancha” Ale y Ángel “Mono” Ale, a quienes Trimarco siempre vinculó con la desaparición de su hija, fueron detenidos junto a otras cuatro personas en una causa por lavado de activos que investigaba el juez federal Fernando Poviña, impulsada por la Unidad de Investigación Financiera a partir de las denuncias realizadas por Trimarco. En abril de 2018 los hermanos Ale fueron condenados a 10 años de prisión por ser considerados los jefes de una asociación ilícita, dedicada al delito de lavado de activos, mientras María Jesús Rivero recibió una pena de 6 años.
Por su parte, Fernanda Aguirre tenía 13 años cuando fue secuestrada un 25 de julio de 2004 mientras caminaba hacia su casa desde el puesto de venta de flores que su familia tiene frente al cementerio de San Benito, a 10 kilómetros de Paraná.
“Seguimos con la esperanza de tenerla entre nosotros algún día”, le manifestó Mario Anscieviu, tío de la adolescente, a Télam. Un sentimiento que comparten todos los familiares de las víctimas.
La policía detuvo a Miguel Ángel Lencina, quien gozaba de salidas laborales de la cárcel donde cumplía una condena por el asesinato de una mujer, como sospechoso de secuestro extorsivo junto a su pareja Mirta Chávez. Lencina apareció ahorcado en la celda de la comisaría, mientras que Chávez fue condenada en 2007 a 17 años de cárcel, acusada de haber sido quien se comunicó telefónicamente con la familia Aguirre para pedir un rescate de 2 mil pesos por la menor.
Durante el juicio, la mujer aseguró desconocer el destino que su marido le dio a la adolescente tras secuestrarla, algo que la investigación policial y el juicio tampoco pudieron determinar.
Tras una intensa búsqueda por encontrar a su hija, en 2010 murió María Inés Cabrol, mamá de Fernanda, a causa de una enfermedad terminal. Tenía 45 años. En su última declaración ante los medios había dicho que “en cada cara de chica que veo busco a mi hija”. Diez años después, el tío de Fernanda pidió que continúe la búsqueda “como en el principio, para que María Inés descanse en paz”.“La búsqueda debe seguir para que no haya otra Fernanda”, remarcó.
El caso de Florencia Pennachi, una neuquina de 25 años que estudiaba en Buenos Aires, se conoció el 16 de marzo de 2005, cuando salió de su departamento en Barrio Norte a despedir a unas amigas y nunca más se supo de ella. “Neuquén es un lugar de destino de trata, más que de captación y eso explica que no tengamos tantos casos de mujeres desaparecidas en la provincia, acá hay prostíbulos donde se explota a las mujeres que son captadas en otros lugares”, reveló la fiscal federal Cristina Beute.
En 2005 también ocurrió otro caso que, a 15 años, sigue sin resolverse. En La Rioja, Ramona Nicolasa Mercado tenía 13 años cuando el 26 de abril de ese año desapareció a cinco cuadras de su casa, en el barrio “El Sembrador”. Según declaraciones de su familia, su desaparición hasta el día de hoy sigue siendo vinculada a una red de trata de personas.
Durante 15 años sus padres encabezaron marchas reclamando por la búsqueda y aparición de su hija, denunciando en los medios de comunicación que la investigación a cargo de la justicia y la policía riojana “no fue competente y dejó pasar varios meses sin trabajar concretamente sobre la hipótesis del secuestro”.
En Tierra del Fuego, en el año 2008, Sofía Yasmín Herrera, de tres años, desapareció. La nena fue vista por última vez un 28 de septiembre en el camping John Goodall, a 59 kilómetros de Río Grande, al que había ido con su familia.
Fue apenas un instante que Sofía se separó de sus padres, pero jamás volvieron a verla. Los investigadores siguieron varias pistas como el supuesto secuestro para llevarla a Chile o a alguna otra provincia argentina.
El lunes, el juez Daniel Cesari Hernández ordenó la cuarta actualización de su imagen e impulsó una revisión completa de las actuaciones. Por la causa ya pasaron cinco jueces y hay un solo imputado: Alberto Urrutia, cuidador del camping, que fue sobreseído.
Otro caso que continúa bajo investigación es el de Natalia Acosta, una joven de 25 años que fue vista por última vez el 29 de mayo de 2009 en Santa Fe. La causa fue caratulada en primer término como “averiguación de paradero” y en 2016 pasó a la Justicia Federal al ser considerada como “trata de personas”.
En el 2017 fue detenido Osvaldo Cerri, quien trabajaba en un cabaret de la zona. Él admitió haber llevado a la mujer al prostíbulo, pero negó haber participado de su desaparición. Por una dolencia coronaria, Cerri murió en la cárcel. “No se quiso operar el corazón por cagón; prefirió morirse porque sabía que si él hablaba destapaba la olla y salpicaría a mucha gente poderosa”, expresó María Cristina, madre de Natalia.
En 2011, María Cash salió de Retiro con destino a Jujuy. Fue vista por última vez en Salta, el 8 de julio de ese año cuando fue captada por las cámaras de seguridad de la empresa concesionaria de la autopista, en el peaje de acceso a la ciudad. El último rastrillaje fue en noviembre, en una zona de monte del paraje salteño Palomitas. Hasta hoy no existen rastros de la diseñadora porteña.
Cinco años atrás, un 19 de julio de 2015, Gisela Gutiérrez, de 24 años, desapareció cuando fue a visitar a su hermana en el barrio La Favorita, Mendoza. La joven había denunciado que días antes fue raptada y violada por cinco personas, entre ellos Marcos Aguilera, su ex pareja y padre de dos de sus tres hijos. La justicia intervino pero no hubo resoluciones.
El abogado Fernando Peñaloza llevó el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y criticó que “a pesar de que Gutiérrez había denunciado ser víctima de trata de personas, la Justicia Federal no activó los mecanismos de protección física y ella fue desaparecida”.
En Chaco, Maira Benítez (18) fue vista por última vez el 17 de diciembre 2016 en Villa Ángela. La Cámara del Crimen local condenó a Rodrigo Silva a 21 años de prisión por homicidio simple y, si bien en agosto de 2019 hallaron restos óseos en una zona rural cercana a donde vivía la joven, la Justicia hizo un cotejo de ADN pero no pudo probar si correspondían a la desaparecida.
En Córdoba, organizaciones de derechos humanos, sociales y partidos políticos mantienen los reclamos por la aparición de Jimena Arias, Marisol Rearte, Luz Oliva, Silvia Gallardo, Delia Polijo, Facundo Alegre y Yamila Cuello, quienes llevan entre 5 y 12 años desaparecidas en circunstancias vinculadas con la trata de personas.