El funcionario de Lacalle Pou, aseguró que hay una creciente demanda de solicitudes. “Es hora de retribuir todo ese cariño y esa hospitalidad”, afirmó.
Aquel que lo conoce sabe que es muy difícil que una charla con Carlos Enciso no sea amena. El “pájaro”, así como lo llaman todos en sus pagos, es el nuevo embajador de Uruguay en Argentina. Con 53 años recién cumplidos y una destacada carrera política fue designado en los primeros días de gobierno, pero llegó en plena pandemia. Sabe que no la tiene fácil y que viene a un lugar que resulta clave en el gobierno de su amigo Luis Lacalle Pou, pero como a todo uruguayo que se precie de tal, le encanta el desafío. Del otro lado del charco fue senador, diputado y dos veces intendente de Florida, un departamento ubicado en el centro del país, y con un fuerte simbolismo histórico ya que, en ese lugar, en la “piedra alta” se vivió la declaratoria de la independencia uruguaya.
El embajador acaba de terminar un largo día laboral luego de un zoom con la Camara Empresarial de Maldonado/ Punta del Este en donde diagramaron el futuro. El cansancio propio de la fecha no es impedimento para mostrarse tal cual es, campechano. El mate ese fiel compañero que guarda los más profundos secretos está listo para ser cebado. Yo en tanto maldigo al Covid19 que no me permite disfrutar de un espumoso que a simple vista parece perfecto. Antes que pueda preguntar me dice que Argentina “es un gran destino, una gran responsabilidad, es de los pocos países que Uruguay designa embajadores políticos. La pandemia hace que aún no podamos desplegar las posibilidades ni potencialidades de la función, pero lo estamos intentando”. Claramente intuye que íbamos a hablar de una relación entre ambos países que no pasa por el mejor momento, no necesito recordarle que aún los mandatarios no se han encontrado cara a cara. “Estamos llamados a tener una gran relación. Puede haber vaivenes coyunturales en el devenir histórico, más afinidades personales en algunas etapas, menos en otras, pero las señales que vi acá desde que llegue son muy buenas, tanto desde el gobierno como desde otros sectores”.
-Veo que va al grano. Que no evita el tema. Entonces… ¿Cómo se podría potenciar la relación entre Argentina y Uruguay?
-Hay que seguir coordinando y profundizando las comisiones binacionales como las del Río Uruguay, la técnico mixta de Salto Grande. Buscar un salto cualitativo en temas de agenda vinculado a la hidrovia, dragados, mejor navegabilidad, impactos ambientales. Dinamizar las dos orillas. Mejorar la balanza comercial que ha bajado claramente. Nos interesa mucho a nivel educativo general la agilización de la revalidas de los títulos universitarios. Queremos además generar los instrumentos necesarios de mayor coordinación estratégica en el intercambió energético ya sea exportación desde Uruguay de energía eléctrica a importación desde Argentina de gas natural. Hay mucho para trabajar y crecer.
Si hablamos de diferencias, una de las principales ocurre con el Mercosur. Hace unos días el presidente argentino Alberto Fernández habló del mismo y dijo que era “un pilar fundamental del progreso” mientras que su par uruguayo advirtió que, de no avanzar en acuerdos comerciales, Uruguay lo hará por camino propio, apartándose del tratado. Enciso opina: “Está claro que Uruguay sigue bregando por la unidad del Mercosur, pero en el matiz, diversidad y los tiempos que cada país tiene para encarar algunos temas y que eso no sea impedimento de ir todos juntos. Creo que hay que tener un sano equilibrio de ver virtudes en cada país, con las dificultades que pueda haber en algunos sectores dentro del bloque para poder congeniar y conciliar”
Se lo nota contento y entusiasmado con el nuevo reto. Su esposa, Maria Noel, lo acompaña en una ciudad que no les es ajena. “A Bs As la quiero mucho desde que tengo memoria. En 1973 mi padre fue becado aquí y junto a mi madre viajábamos cada 15 días a verlo. Además de ser un lugar de imborrables tertulias políticas, culturales en los 80. En estos últimos años ha sido la ciudad en donde hemos viajado con el actual presidente a cultivar relaciones y con mi esposa como escapada para disfrutar”.
Cuando habla de historia política, de su partido Nacional, de las vinculaciones con Argentina se apasiona. Sabe que se lo ha querido tratar como el más peronista de los uruguayos por algunas declaraciones, pero se ríe de ello aprovechando a describir que significa ser “blanco” en Uruguay. “Vengo de un partido que está por cumplir 200 años, un partido preocupado por lo federal, por la lucha del hombre del interior, de los valores tradicionales. Es un partido con hilos conductores democráticos, republicanos.
Mientras se sirve otro mate surge un tema que hoy no tengo dudas es el más hablado y discutido por estos lares, los argentinos que buscan irse y encuentran cruzando el río una oportunidad. El aumento de los beneficios impositivos y la manera en que se transito la pandemia lo vuelven al “paisito” en un destino querido, cercano y favorito.
-¿Hay tanta demanda de argentinos por residencia uruguaya en este último tiempo?
–Si, hay una creciente demanda. Nosotros tenemos unos 100 trámites semanales. Lo que se ve es gente que tiene propiedad allá, vínculos familiares o ganas de emprender. Argentina siempre ha sido muy generosa con los uruguayos, siendo el país con la mayor cantidad de compatriotas. Es hora de retribuir todo ese cariño y esa hospitalidad.
-Acá se está por concretar el impuesto a la riqueza y piensan que el gobierno uruguayo realiza las excepciones impositivas aprovechando el contexto argentino. ¿es así?
–Uruguay quiere abrirse al mundo, no es solo con Argentina, hay una política de bajar costos, ser amigables a la radicación de inversiones. Hay avidez de captar gente calificada, jóvenes o adultos con ganas de emprender. Es un país donde la natalidad es baja y la expectativa de vida alta por eso es una buena oportunidad.
-¿Cómo imagina la temporada? ¿tendrán los argentinos que no tienen residencia la posibilidad de viajar a Uruguay?
-Como dijo nuestro Lacalle Pou, “Ni los presidentes lo sabemos”. El Ministro de Turismo, Germán Cardoso, está trabajando en el tema en conjunto con el ministerio de salud y los asesores del gobierno. Falta poco y mucho a la vez, hay que ver cómo se sigue desarrollando la pandemia en estos países. Aún es muy aventurado hablar de las decisiones que se van a tomar, pero sí que es un tema primordial para Uruguay.
Carlos Enciso integra la mesa chica de Luis Lacalle Pou desde tiempos electorales. Cuando el hoy presidente de la Republica aún era diputado y apenas se le cruzaba la idea de abrirse camino y romper con una generación de líderes tradicionales del Partido Nacional, este lo apoyo y vio condiciones que quizás otros no observaban.
-Usted fue de los primeros en apoyar a un joven diputado Luis Lacalle Pou en su cruzada de ser presidente. Ocurrió hace 10 años aproximadamente. ¿Qué le vio que le hizo creer en lo que es hoy?
-Carácter frontal, intransigente, tendedor de puentes y conciliador cuando hay que serlo. Luis es joven, pragmático y con los pies sobre la tierra. Sabe que la política es vocación de servicio. Estamos orgullosos de no habernos equivocado. Apenas asumido le toco lidiar con una pandemia mundial y demostró estar a la altura de un líder.
Los minutos corren y la charla como me habían anticipado es muy cordial. Recién empieza su gestión, pero siempre cuando uno habla con este tipo de diplomáticos sabe que el objetivo de la función está en su carta de presentación “Trabajo, innovación, desempeño y actitud es lo que puedo prometer. Ojalá se vea en 5 años que cumplí con el país”. Y así se despide un embajador que nos pide que lo llamemos “pájaro” y que hasta el final se encarga de destacar la linda oportunidad que tienen ambos países de trabajar en conjunto.