Se trata de harina, pastas secas y azúcar. Influye la delicada situación social y la pérdida del poder de compra de los salarios ante una inflación que no cede.
Los alimentos suelen ser los productos más inelásticos del consumo masivo: son los últimos en resentir sus ventas por ser imprescindibles. Pero aún así, en la Argentina, está costando acceder a ellos, según lo evidencian los relevamientos en supermercados, autoservicios y almacenes.
Agosto con una caída del 5,4% fue el peor mes del año. Y las mediciones privadas de setiembre mencionan una baja de 2,5% en las grandes cadenas y un preocupante retroceso de 3,1% en productos como harina, yerba, arroz y azúcar.
La razón de mayor peso es el debilitamiento de los salarios frente a una inflación que supera el 40% anual. En especial, porque el aumento de los precios de los alimentos se mantiene por encima del nivel general de la inflación. Según el INDEC, en lo que va del año (hasta agosto) la inflación llegó al 18,9% mientras que el rubro Alimentos y bebidas no alcohólicas creció el 22,9%. Lo mismo se observa en la evolución interanual. Claramente, quienes más sufren esta situación son los consumidores del segmento socioeconómico más bajo, particularmente castigados -además- por la pandemia, que elevó los niveles de pobreza al 40,9% de la población y sumió al 10.5% en la indigencia.
En el medio, tallan las negociaciones por los precios entre comerciantes y proveedores, la puja por mantener los Precios Máximos que intenta el Gobierno para que los productos más básicos no se descontrolen y paritarias ausentes que deterioran diariamente el poder adquisitivo de los consumidores. Ayer, la Secretaría de Comercio autorizó aumentos que rondan entre el 2 y el 6%. Si bien esto no conforma a la industria, que se manifiesta preocupada por “el inminente riesgo de desabastecimiento y quiebres de stock en las líneas de producción”, advierten.
En este combo, el consumo masivo acumula bajas en los volúmenes vendidos desde mayo en una tendencia que se fue profundizando: agosto, fue el peor mes del año con una caída del 5,4%, según la consultora Scentia. En septiembre, las ventas relevadas sólo en las grandes cadenas de supermercados, mostraron una caída del 2,5% respecto del mismo período del año anterior, según la consultora Nielsen. La baja fue mayor en el interior del país con una merma del 2,8%. Javier González, analista de la consultora comenta que si bien la categoría de alimentos “frescos, lácteos y congelados” experimentó una suba del 6,8% el mes pasado, hubo una caída del 3,1% en los productos de almacén como harinas, cereales, pastas secas, snacks aderezos, tomates y conservas, galletitas y azúcar.
“Lo que mas caen son las galletitas y los aceites comunes. Y también empiezan a caer las yerbas que tenían un consumo más sostenido en la primera parte de la cuarentena cuando la gente estaba más en su casa”, explica el analista. Lo cierto es que, “el deterioro del poder adquisitivo erosionó las ventas en todos los canales (hasta agosto la caida interanual fue del 6%) y se vienen meses muy desafiantes por delante”, señaló el experto de Nielsen.
Fuentes vinculadas a la industria alimenticia comentaron respecto de las ventas que en el sector lácteo, no se perciben variaciones, “aunque sí la complicación de seguir vendiendo con costos al alza y los precios congelados”, plantean.En pasta secas,”las ventas están igual o un poco menos que el año pasado a esta altura. Solo trabajan los que venden los productos más económicos, igual que el año pasado a esta altura, y los otros, entre 10 y 20% menos”, según las mismas fuentes. En cuanto a los vinos, señalaron que los más económicos sufrieron más por ser los más perjudicados por la situación económica y los más caros fueron más atractivos para determinados sectores por el congelamiento de precios”, precisaron las mismas fuentes.
Para los comercios de cercanía, los aumentos de precios no hacen otra cosa que seguir eyectando compradores de los locales. Yolanda Duran, representante de la cámara que agrupa a los autoservicios chinos -CEDEAPSA- cuenta que las ventas en esos comercios están un 25% abajo desde que empezó la cuarentena. “Los negocios estuvieron abiertos porque son esenciales pero están vendiendo mucho menos, apenas pagan los alquileres, tienen ausentismo en su personal y restringen los horarios de atención debido a la merma en la actividad”, cuenta. Según la experiencia de los comercios chinos, los aumentos recibidos entre marzo y septiembre promedian el 30% en la mayoría de los productos.
Desde los autoservicios y cadenas de supermercados regionales, Victor Palpacelli, presidente de FASA, asegura que “septiembre fue uno de los peores meses del año junto con agosto”. Y estimó la pérdida interanual en unidades en el 8% . “El poder adquisitivo es mas chico pese a la asistencia social. Vivimos una parálisis del consumo, producto de la recesión”, señaló. En cuanto al comportamiento de las categorías, el directivo señala: “ha rotado el mix: se vende mucho arroz, fideos, aceite azúcar y se dejo de vender el mix general que ayuda a equilibrar los resultados positivos de las ventas”, dice. Además, las segundas y terceras marcas, ganaron terreno en los últimos 4 meses”.