La inflación y la pérdida del poder adquisitivo empujan a muchas familias a sacar créditos para pagar su endeudamiento, incluida la lista del almacén.
Endeudamiento. Un informe de la consultora CERX reveló que durante la pandemia nueve de cada 10 familias argentinas incrementaron sus deudas.
El relevamiento, hecho en mayo, daba cuenta de que en promedio, cada familia adeudaba en promedio 150.686 pesos. Frente a abril, 955.000 hogares más pasaron a tener deudas, principalmente no bancarias.
Casi seis meses después, la situación se agravó en muchos hogares, ya que los índices de inflación siguen creciendo, con la consecuente pérdida de poder adquisitivo, tanto de los subsidios como de los salarios.
Manuel Quintana, titular de una mutual de Paraná que opera en el mercado desde hace más de 15 años, comentó a UNO: “Lo que observamos en la actualidad es que todo el mundo está sobreendeudado, con la característica de que toman un nuevo crédito para tratar de aliviar una situación que genera una refinanciación de tarjetas o de otras deudas que se producen con los gastos diarios del almacén o el supermercado. Tal vez se obtiene un alivio temporario, pero nadie sale de una deuda si está renovando obligaciones a futuro, eso a la larga provoca mayor endeudamiento todavía”.
Según contó, el monto promedio que retiran actualmente quienes contraen una deuda con la mutual ronda los 7.000 pesos, y explicó: “Trabajamos justamente con un sistema de microcréditos. Lo máximo que se otorga son entre 12.000 y 15.000 pesos, porque tenemos plazos de cancelación hasta seis meses nada más. Es una estrategia que implementamos hace 10 o 15 años atrás. No cubrimos los montos grandes, sino la emergencia, más que nada los gastos pequeños”.
Asimismo, señaló: “Al refinanciar una tarjeta de crédito en nueve o 12 cuotas, financieramente tal vez sirve, pero la persona va a seguir endeudada el doble del tiempo; lo que se advierte es cada vez más un agotamiento de la capacidad crediticia, y la gente va teniendo menos posibilidades de compra”.
Sobre este punto, afirmó: “Uno ve en los recibos de sueldo que el año pasado a alguien le sobraba alrededor del 40% del salario y lo tenía disponible. Hoy en día están viviendo con el 20% de lo que cobran, porque el resto ya lo tienen totalmente comprometido a futuro”.
“Por ejemplo, vemos que un jubilado nacional, cuyo ingreso es de 20.000 pesos en promedio, está cobrando entre 4.000 y 7.000 pesos en neto. El resto está destinado al pago de deudas que contrajo. Es algo muy complicado, porque no se sale de un día para otro de esa situación. Se utiliza un nuevo crédito como una rueda de auxilio y se termina debiendo dos cosas: el crédito que se solicitó para pagar el almacén, y la nueva deuda que se va a seguir generando con el almacén, donde sigo comprando financiado”, subrayó.
A su vez, analizó: “Con esa operatoria uno tapa un agujero, pero está cayendo en otro. Es lo que viene pasando desde hace un tiempo y la pandemia incrementó aun más, porque la inflación subió, los precios de los alimentos y demás, al igual que los servicios, siguieron aumentando”.
Por otra parte, refirió que mucha gente, al quedarse en su casa durante la cuarentena, quedó imposibilitada de hacer algo productivo, generando más gastos domésticos. “Lo más grave de esta situación es que la mayoría se endeudó con las compras en el almacén, ahí estuvo el mayor gasto estos meses, si bien por ahí algunas familias también tuvieron que adquirir un celular nuevo, porque antes usaban uno y durante el aislamiento obligatorio, al estar todos juntos en el domicilio, necesitaban más conexión”, manifestó Quintana.
También indicó que hay gente mayor que saca un préstamo porque con sus ingresos no alcanzó a cubrir el pago de impuestos. Al respecto, sostuvo: “Nosotros operamos con mucha gente grande, que siempre tiene el deseo de estar al día con sus obligaciones. Para mí pasa por ahí: por la inquietud de cancelar los gastos corrientes de comida, algunos impuestos, el cable, el teléfono”.
En busca de auxilio
Según afirmó Manuel Quintana, reciben más pedidos de créditos que antes de la pandemia, y señaló: “Tenemos tres sucursales y un par de vendedores más con su oficina, y una observación que podemos hacer es que hay gente que va a una de las sucursales y le informamos que no le podemos otorgar un nuevo crédito porque ya tiene uno o dos vigentes, está comprometida, y no le queda ningún tipo de saldo como para volver a endeudarse. Pero al salir de ahí llega a otra sucursal a intentar también pedir un préstamo. La misma persona da muchísimas vueltas por varios lugares donde supone que le pueden dar algún auxilio y se recorre todas las financieras”.
“Nosotros tuvimos que implementar un sistema donde dejamos asentado que ya estuvo en uno de nuestros locales, para no perder tanto tiempo averiguando su estado financiero cuando vaya a otro a pedir también un préstamo”, concluyó.
Tasas y morosidad
La gente que suele recurrir al crédito por una necesidad concreta de cancelar obligaciones generadas por gastos cotidianos se fija sobre todo en el monto de la cuota que deberá abonar, y no tanto en el importe final que terminará pagando con la aplicación de los intereses de financiación. “Las tasas están altas, no bajan del 8% o el 9% mensual”, confirmó Quintana, y aclaró que en la mayoría de las mutuales o financieras es similar.
Con respecto a la morosidad, contó a UNO: “Nosotros tenemos por el momento un buen porcentaje de cobro, pero eso también ha repercutido en la economía en general: considerando a la gente que va a pagar a la oficina de alguna mutual o algún banco, la morosidad se incrementó entre un 5% y un 7% más o menos, cuando lo normal es un 3% o un 4%”.