El exgobernador de la provincia, Mario Moine, expresó su preocupación por la situación económica de la provincia y, en particular, en lo que respecta a la deuda que tiene el Estado provincial, tanto por la deuda como por las cuentas rojas de la Caja de Jubilaciones.
En una entrevista con el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), opinó sobre la situación de la salud y la economía como consecuencia de la pandemia, ante pronósticos más complicados. Remarcó la crisis de sectores como comercios y servicios, y las miles de personas que están sin trabajar, al tiempo que destacó el buen momento de la actividad agropecuaria. Refirió sus conversaciones con su par Jorge Busti y otros dirigentes y empresarios de distintos sectores políticos, y el complicado panorama que afronta Alberto Fernández.
—¿Cuánto le preocupa la realidad de la provincia?
—Hace tres meses, cuando tiramos la idea de trabajar sobre un proyecto 2023-2031 con un grupo de gente amiga, algunos compañeros, otros no, me impuse segur de cerca toda la actividad del gobierno provincial, desde escuchar el mensaje del gobernador el 6 de febrero, a estar atento a todas las palabras o proyectos que desarrollan lo diferentes ministros, fundamentalmente de la producción que ha generado tres o cuatro ideas para la economía entrerriana. Pero en particular lo del Covid porque tiene una influencia sustancial. Parta de la base que yo allá por el mes de mayo dije que había que tener un delicado equilibrio entre priorizar la salud pero también la economía, porque el cierre de las actividades comerciales y de servicio, en el tiempo iba a generar el virus de la pobreza, hecho que se fue consumando poco a poco. Hace pocos días una inmobiliaria hizo notar que en las zonas más céntricas o en polos económicos que tiene Paraná, han cerrado más de 500 locales. Y cómo vamos a evolucionar: estamos en 17.000 contagiados en la provincia, vamos a terminar diciembre posiblemente cerca de los 30.000 con 12 o 13 mil en Paraná. Entonces ya no es 30 como hablábamos en mayo, de los cuales 20 eran de nuestra ciudad. El tener 12.000 contagiados en Paraná hay que pensar que en cualquier momento, en cualquier circunstancia, en cualquier actividad puede venir el contagio. Y el problema está fundamentalmente en la gente joven, no así en los adolescentes, en el caso yo tengo un adolescente de 14 años que tiene limitaciones, no ha ido a ningún cumpleaños de 15, y por otro lado estamos la gente de más de 65 años de los cuales por ejemplo en España de los 35.000 muertos, 30.000 son de una edad promedio de 65 años en adelante, y después los diabéticos es otro problema. Tengo amigos que han tenido Covid-19, que lo tienen y que han fallecido, de tal forma que he hablado con muchos de ellos, y esos 14 o 15 días son muy duros. Psicológicamente por el temor a la muerte, que es inevitable no tenerlo, porque todos los días estamos hablando de la muerte, y por otro lado es agotador, y se sufre, no es una gripe más.
—¿Y cómo ve la economía?
—Son dos sectores, todo lo que es comercio y servicios hoy están trabajando al 40 o 45%, que no es un punto de equilibrio, están abiertos pero están perdiendo plata, y ya llevamos muchos meses. En el caso nuestro es una empresa (un hotel en Santa Fe) que habitualmente tenía 65 habitaciones promedio por mes al 8%. Lo que sí es bueno en la provincia de Entre Ríos es cómo está la actividad agropecuaria. Primero por los precios, la soja a 400 dólares, el maíz en 230, el trigo en 190, la novedad del sorgo que de 25.000 hectáreas vamos a 100.000 porque hay demanda como alimentación complementaria con el maíz, la citricultura está andando mejor, la actividad arrocera se ha potenciado por el precio internacional, y la actividad avícola está generando mayor exportación este año que años anteriores, no estamos como en 2013 pero vamos a terminar con 200 millones de dólares. Y después la carne ovina que se está exportando bastante y aparece la porcina que el gobierno provincial está trabajando para que esa potencialidad de exportación a China nos favorezca.
—¿Y el Estado provincial?
—Tiene dos deudas importantes que solucionar. En primer término el déficit de la Caja de Jubilaciones, que está planteado en el presupuesto de 2021 con 20.000 millones de pesos de déficit, tomemos un dólar de 100 que es lo que va a ir en los próximos dos o tres meses, estamos con 200 millones de dólares. Y después el acuerdo que tenemos que encontrar con la deuda que se tomó por 500 millones de dólares, que es más el servicio que no se pagó en agosto estamos en 522 millones, que más intereses del 7,5 bajarlo al 4,5 como acuerdo, estamos hablando de 600 millones. Me parece que dos cosas debe hacer el gobernador: primero, integrar a la oposición en el tema del acuerdo de la deuda, si proyectamos a seis años dejarle a las próximas dos gobernaciones 100 millones de dólares por año de pagar de deuda, es imposible. Y segundo, la Caja, yo creo que el gobierno provincial tiene que plantearle a la Legislatura entrerriana una base de las modificaciones a hacer, y a partir de allí que se discuta no solamente en la Legislatura, con los gremios, sino con la sociedad toda. Mi planteo es que el sistema jubilatorio entrerriano no tiene que diferir del sistema nacional. Si un empleado de comercio, de servicio, tiene 65 años y 62 las mujeres (edad para la jubilación) ¿Por qué en la administración pública va a ser diferente? Y de esa manera vamos a ayudar a solucionar. No es quitar derechos, es igualar derechos. Tenemos que entrar a tratarlo, no podemos seguir disparando de ese tema.
—¿Cuánto hace que no habla con Bordet?
—Desde 2016 más o menos. He estado en algunas invitaciones formales.
—¿Con Busti habla?
—Con Busti en estos seis meses que ha habido tiempo, largas charlas telefónicas el pasado y del presente.
—¿En cuánto coinciden y en cuánto no?
—Yo siempre digo que estuvimos enfrentados y bastante. El apoyo que me dio cuando yo era pre candidato en Gobernador fue definitorio para ganar la interna, y después hizo un buen trabajo en la general. Tenemos una relación de mucho afecto pero hemos dialogado mucho, en estos meses creo que hemos dialogado 100. 150 horas.
—¿Cuánto cree que el dirigente político argentino se ubicó en tiempo y en espacio con respecto a la crisis?
—Creo que poco por ahora, pero se nos va a profundizar la crisis, por dos motivos. Yo le temo y mucho a la segunda ola. Se está viendo en Europa, que estaría llegando acá en enero o febrero. Parto de la base inclusive que ahora Entre Ríos está cuarta como provincia en el punto de vista turístico, y llega diciembre, y he visto que se está esperando que el gobierno nacional defina las pautas para instrumentar en las provincias, pero en la provincia ya tenemos que liberar el tránsito. No podemos seguir con compartimientos estancos en cada ciudad, y que cada intendente defina cómo se ingresa a su pueblo. Debería el gobernador rápidamente habilitar el tránsito y que cada intendente haga en las puertas de su ciudad control de temperatura y olfato. Porque si no tenemos una buena temporada turística Federación se va a transformar en un pueblo fantasma y va a afectar notablemente a Colón, Concepción del Uruguay, tener una mala actividad turística. Pienso que salir de la provincia es muy difícil, porque si te agarra el Covid fuera de la provincia, si tenés que ir a un sanatorio privado son 500.000 pesos esos 15 días de aislamiento, y si no tenés que ir a un hospital público donde no conocés a nadie, además de uno de los dramas que tiene el enfermo de Covid es que está solo.
—¿Hoy está muy alejado de la estructura del PJ?
—Yo no dejo de ser peronista, tengo 36 años como afiliado, y haber sido presidente del Partido Justicialista provincial, y haber sido gobernador e intendente de Paraná es un honor importante. Pero se me presentó un problema ético. En noviembre/diciembre, cuando hice un Whatsapp a un amigo donde le dije que tenía una profunda indignación con el nombramiento de Urribarri como embajador, porque usted puede decirme todavía la Justicia no se expidió formalmente, no fue condenado, pero veamos los pasos. Está con más de siete causas pendientes, él y sus familiares. A mí me parece poco ético que tengamos un representante de esas características, y cuando el gobernador de la provincia lo recibe y lo felicita, yo sentí que estaba profundamente equivocado o que estaba en el charco equivocado. Y después se suma inclusive el tema de Lara, donde veo a los legisladores peronistas y al propio gobernador donde por primera vez se hace todo este proceso de selección y que aparecería mucha objetividad, pero el Tribunal de Cuentas es un organismo de control, que la gente sepa que tiene por fin controlar todos los organismos provinciales, descentralizados y municipios. Cómo han llevado la administración y fundamentalmente se busca que todas las contrataciones hayan sido respetadas. En este caso, que el peronismo designe a un hombre que lleva 15 años dentro de las filas y como diputado o como intendente. Pero además con un detalle ético que no se puede soslayar, que es nunca respondió a la justicia al pedido de desafuero de Urribarri. Nunca fue tratado, se hicieron unas pocas acciones como para decir estamos moviendo, pero nunca fue tratado. Y desde el punto de vista ético lo invalida.
—Uno ve que ustedes los gobernantes cuando están en la cúpula del poder dicen una cosa y después otra ¿Usted está haciendo una autocrítica? Porque designó a gente de su sector en el Tribunal de Cuentas.
—En ese momento no había ninguna disposición pero partamos de la base que nosotros cubrimos cuatro años donde no hubo ninguna sospecha de nada, y además sabe la población que al tiempo de tener dos personas sospechadas, denunciadas por un empresario de la construcción, yo personalmente me enoje tanto que cometí el error que en vez de mandarlo al fiscal de estado debí hacer la denuncia en forma personal. A mí me parece bien el cambio que ha habido, pero me parece que en una reforma Constitucional, que no habría que dispararle, no puede ser del mismo signo político quien preside el Tribunal de Cuentas, al menos quien lo presida, que del oficialismo. Debe ser alguien de la oposición. Si en ese caso repite el gobernador, seguirá por ocho años, pero si no debería ser renovable.
—¿Cómo está mirando la realidad de Alberto Fernández?
—Anoche hicimos un zoom donde participaron políticos de diferentes extracciones, gente radical, del PRO, del peronismo y otros. Estuvo Eduardo Duhalde, el expresidente que fue importante escucharlo porque él tuvo algunas salidas que nos dio la impresión que se fue al pasto, fundamentalmente cuando dice cuál es el estado anímico del presidente. Aparte estuvo gente con quienes estamos trabajado dentro del peronismo juntos, Emilio Martínez Garbino que fue un poco el organizador, Luis Leissa en Gualeguaychú, Augusto Alasino en Concordia, estuvo Frigerio también, Chémez de la Confederación de entidades rurales, empresarios como Héctor Motta, Sauret, Lucio Godoy, Alberto Jozami que estuvo a cargo de la Corporación del Desarrollo. Esto no es partidario, y coincidimos en algo, necesitamos generar confianza. Y necesitamos unidad. Que encuentre el gobierno nacional los caminos para dialogar con Cambiemos, con los partidos políticos representados en el Congreso, que encontremos una agenda en común, porque hay una crispación social tan profunda que a todo lo que se diga se le encuentra otra mirada. Hace poco, con Jorge Busti, le enviamos al gobernador de la provincia fuerzas al presidente. Porque detrás del político, está el hombre, porque es muy difícil llevar un gobierno cuando tiene 15 o 20 millones de argentinos que están pidiendo la teta. ¿Sabe la cantidad de gente que todavía está sin trabajo en Entre Ríos? Parta de toda la gente que está en la cultura, cines, hoteles, restaurantes que están trabajando muy poco, los que tienen colectivos para llevar chicos a la escuela, los jardines maternales, hay por lo menos en Entre Ríos 15 o 20 mil personas que no trabajan en nada, y viven de los pocos ahorros que pudieron haber tenido, y no cobran ATP. Hay un reclamo masivo, me parece que el presidente necesita apoyo. Es verdad que por ahí muestra una dualidad, siempre se siembra una duda de si gobierna Cristina o el presidente. Me parece que esa discusión, aún cuando aparezca con cierta visibilidad tenemos que ser respetuosos. Y en los pocos medios de comunicación, porque en Buenos Aires, no en mi provincia que creo que en general el periodismo se maneja con bastante libertad, pero hoy Clarín, La Nación, América, Canal 13, Canal 11 y C5N y Página 12, son partidos políticos. Cuando hacen un encuentro, llevan personas para que respondan al signo político o a las palabras que quieran decir, no hay más discusión seria, no hay más debate. Entonces hay una presión permanente al gobierno. Ahora el ministro de Economía de alguna manera ha podido frenar esta escalada del dólar, porque si vamos a una devaluación es mayor pobreza, esto es verdad.
—¿Usted dice que estamos lejos de una devaluación ahora?
—A mi me parece que vamos a ir a un dólar de 100 pesos. Pero ¿por dónde salimos? Salimos por mejorar ostensiblemente le nivel de exportación, de 62 o 63 mil millones tenemos que ir a 100.000. Ahora, se equivoca el gobierno cuando tienta con un 3% de reintegro. Por lo menos debería ser un 10 o 15 %, porque de esa manera liquidarían 6 o 7 mil millones de dólares que tiene hoy en granos el agro, y de esa manera rápidamente restableceríamos algún equilibrio en el Banco Central, que le quedan 5.000 millones de dólares en oro disponibles. Pero si llegamos a vender el oro damos una imagen tremenda. Los 15.000 millones de dólares que decimos de China, no son cambiables, son para hacer intercambio comercial. Así que estamos en un problema muy serio en el Banco Central con el nivel de dólares. Por ahí se acusa que el dólar blue es intrascendente. No, porque te termina marcando la cancha en el tiempo, ahora a 190 sí es un disparate. Pero el dólar blue lo que está mostrando es que hemos impreso 2 billones de pesos, que son algo así como 15 0 20 mil millones de dólares sin fundamentos. Estamos jugando al estanciero, y el año que viene tenemos que imprimir o tomar crédito interno por otros 15.000 millones de dólares. Estamos con un déficit muy alto.
—Usted sale poco en los medios, pero qué le pasa cuando en los días siguientes hacen cola muchos dirigentes para retrucarle y decirle hasta barbaridades. ¿Cuánto el preocupa esa reacción que hay siempre?
—Le digo humildemente, esto lo hemos hablado mucho con Jorge Busti. Hay que mantener un cuero duro, porque mi mamá me preguntaba como a los dos o tres años desde que dejé la función, “¿Cuándo vas a volver a ser el tato de antes?”. Y me salió de adentro: “Nunca”. Porque tenés que quedar con un resguardo psicológico porque siempre el otro tiene oportunidad de opinar diferente, el problema es que en Argentina, desde hace diez o quince años, todo es descalificación, no me dan discusión a lo que yo hablo. Descalifican a la persona permanentemente. Entonces uno tiende a decir “No, ¿para qué voy a salir, para que me digan barbaridades?”. Yo no descalifico, por ejemplo con el gobernador yo no hablo pero soy un hombre respetuoso, porque cuando lo respeto al gobernador me estoy respetando a mí mismo con exgobernador.