Una ventana, un patio, un balcón o la terraza son lugares aptos para producir verduras sanas y ricas. La clave es proponérselo.
La huerta en casa es un aprendizaje. Las crisis enseñan y esto también se evidencia en los países más desarrollados donde las nuevas restricciones y el confinamiento han llevado a recuperar costumbres familiares “olvidadas” como la autoproducción de alimentos. “Vivir mejor con menos” es la propuesta.
Desde TN.com.ar te vamos a ir dando las pautas para que puedas llevar adelante el proyecto. Esta pandemia nos quitó muchas actividades y nos trajo otras: el cuidado de una huerta fue una de ellas.
En nuestro país, se disparó de manera rotunda la venta de semillas de plantas hortícolas y los productores de plantines florales de estación focalizaron su producción al cultivo de plantines de verduras. ¡Un verdadero boom!
Los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptación y podemos sobrevivir en un medio de cemento, asfalto y materiales sintéticos, muy diferente al entorno natural que nos albergó como especie. “Cultivar nos hace humanos”, afirma Eudald Carbonell, el reconocido antropólogo, geólogo, arqueólogo y paleontólogo español.
Una huerta casera mejora nuestra calidad de vida
El contacto con la naturaleza y su belleza siguen siendo una necesidad básica para nuestro bienestar, tanto como lo son los alimentos naturales y frescos. Una huerta hogareña nos ayuda a satisfacer estas necesidades vitales y mejora nuestra salud y calidad de vida.
Cultivar nos permite satisfacer este anhelo de reconexión con la tierra y la vida, además de proveernos frutas y sabrosas verduras. Será un espacio dónde podrán compartir tareas y logros todas las generaciones de la familia.
La máxima ecológica dice “piensa globalmente, actúa localmente” y desde nuestro espacio podremos generar un cambio cultivando sanamente, reciclando los restos orgánicos y reutilizando materiales.
Los primeros pasos para cultivar en casa
Plantear una huerta no es un emprendimiento complicado, pero como cualquier desafío tiene sus secretos.
Verduras, aromáticas y flores responden a procesos biológicos y climáticos, pero también dependen en gran medida de nuestros conocimientos y cuidados. Un diseño inteligente será la base del éxito y nos garantizará plantas saludables y generosas cosechas.
Desarrollar esta actividad en la ciudad a lo largo de todo el año nos permite apreciar el impacto del cambio estacional y los ritmos de la naturaleza. En un medio donde se crean ambientes artificiales a través de la climatización o las construcciones y donde es casi imposible ver el cielo, acompañar y observar el crecimiento vegetal nos conecta con lo natural. Para alcanzar el éxito, es necesario tener en cuenta estos tres factores.
- La luz solar
- El suelo
- El agua
Cada semana vamos a ir desarrollando estas claves y otras pautas técnicas. Además necesitamos fomentar la creatividad y priorizar los gustos personales para tener nuestro rincón verde productivo en medio de la ciudad o en las zonas periféricas.
El objetivo de cada semana será acompañarte, (tengas o no experiencia previa) para cultivar y cosechar hortalizas en cualquier situación y en cualquier punto del país. Técnicas, datos y consejos útiles facilitarán este proceso.
Poder tener nuestro propios vegetales, nos va a llevar tiempo. Mientras esperamos que los tomates crezcan, vamos a seguir visitando al verdulero. Además, hay muchos productos que no van a estar en el balcón. Por eso, es útil tener algunas pautas para comprar lo que hay que comprar y aprovechar la temporada.
¿Qué hay que saber para elegir fruta de verano?
No podremos proveernos de todo lo que necesitemos para una dieta balanceada, ni producir todas las frutas y verduras que nos gustan. Por eso, hay algunas claves que vale la pena tener en cuenta cuando vayamos a la verdulería. Con esta información podremos comprar mejor, saber cómo conservar los productos y en qué momento consumirlos.
Hay dos tipos de frutos. Los “climatéricos”, que son los que luego de ser cosechados continúan madurando, y los “no climatéricos”, aquellos que una vez separados de la planta frenan su maduración. En la verdulería hoy podemos encontrar gran variedad de los dos:
- Los “climatéricos”: tomates, paltas, manzanas, kiwis, bananas, melones, duraznos y ciruelas.
- Los “no climatéricos”: cerezas, pepinos, berenjenas, ajíes, sandías y uvas.
Para conservar los climatéricos y adelantar o posponer su maduración es importante saber que producen y liberan etileno al ambiente, además de ser susceptibles a su presencia para madurar. El kiwi es el campeón en sensibilidad. Si querés acelerar su maduración (en general los venden verdes), ponelos cerca de las manzanas, las bananas u otro fruto climatérico. La misma regla sirve para las paltas y las otras frutas climatéricas. Las cerezas, uvas y sandías, no madurarán más que el punto alcanzado en el momento de la cosecha, sólo se ablandarán.