Se trata de Ángel Constantino (57), de la localidad de Gilbert, quien se resiste a dejar su cargo. Podría caberle una condena de 5 a 15 años.
Pueblo chico, infierno grande. Nunca más oportuna esta máxima para referirse a Gilbert, pueblito de Entre Ríos que forma parte del departamento de Gualeguaychú. Su intendente, Angel Fabián Constantino (57), está imputado por tres casos de abuso sexual con acceso carnal. En el cargo desde 2019, está atornillado en su sillón y cada vez que tuvo la oportunidad dejó en claro que permanecerá en funciones.
Sin embargo, desde la Unidad de Fiscalía de Gualeguaychú le dijeron a Clarín que de confirmarse la elevación a juicio a Constantino, se pedirá su apartamiento. Semanas convulsionadas dominan el clima de Gilbert por las acusaciones que arrecian contra el intendente desde agosto de 2021. Días atrás hubo una marcha a la Municipalidad, mayoritariamente realizada por mujeres, con carteles que exigían “Basta de impunidad“, “Nunca más tendrán la comodidad del silencio“, “La red feminista está alerta: juicio y castigo“.
La inédita manifestación para un sosegado pueblo de dos mil habitantes en veinte manzanas agitó las aguas y aceleró una sesión formal en el Concejo Deliberante cuyo resultado fue “una invitación a tomarse licencia hasta que se aclare la situación procesal“, que Constantino no acató.
“Fue algo tibia dicha sesión. Cuando se trata de un acusado o una imputación, como en este caso, se le puede exigir una licencia hasta que la Justicia se expida”, hace saber Martina Cedrés, la fiscal que lleva a cargo la investigación.
Constantino, intendente kirchnerista, está acusado por abuso sexual con acceso carnal contra tres mujeres. “Pero, además, hay una decena de mujeres que ratifican ese comportamiento porque también fueron víctimas de acosos verbales, sin consecuencias físicas. Tenemos la suficiente evidencia para elevar la causa a juicio y que se determine su culpabilidad. Contamos con pericias psicológicas que prueban los traumas que todavía padecen las víctimas, además de que los profesionales de la salud que comprobaron las lesiones corporales. Hay un mismo patrón en la conducta del acusado”, apunta Cedrés.
La fiscal precisa que la elevación a juicio se realizará entre esta semana que se inicia y la siguiente, “con lo cual se estima que la fecha fijada de proceso será para agosto o septiembre de este año. De ser hallado culpable, que es lo más probable, afrontará una pena efectiva -este tipo de delito supera la mínima- de entre cinco y quince años“.
Constantino estuvo un día en prisión en 2021 por no respetar la distancia de acercamiento que se le ordenó mantener con sus víctimas.
En septiembre de 2021, se presentó a la Unidad Fiscal de Gualeguaychú a declarar ante Cedrés. “Por un lado se mostró angustiado y dolido por las acusaciones, por otro negó que haya abusado de las damnificadas, y en una de las tres causas en su contra reconoció que mantenía una relación sentimental consentida con una de sus víctimas, más allá de estar casado con otra persona. Si bien él se mostró convincente, no es para nada creíble su versión ni mucho menos su aflicción”.
Clarín intentó hablar con Esteban Piaggio, intendente de Gualeguaychú y presidente del Partido Justicialista departamental. Si bien no estuvo disponible, sí hubo un acercamiento de un representante del PJ local que, a tono con la marcha de días pasados, contó que “un grupo de militantes de mujeres pidió por el alejamiento del intendente de Gilbert hasta que la Justicia deje en claro su situación, priorizando la protección de las que lo acusaron”.
“Militamos políticas de género que cuiden, respeten y no revictimicen mujeres y diversidades. En ese sentido instamos al presidente comunal de Gilbert, en pos de garantizar un debido proceso, que se tome una licencia en su cargo con el fin de generar condiciones de mayor igualdad ante la Justicia que debe determinar, con la mayor celeridad posible, su responsabilidad en los hechos mencionados. Y también consideramos imperioso garantizar la tranquilidad de las víctimas”, aseguran desde el PJ local.
“María Luján, vení”
Nacida en Gilbert, residente en Urdinarrain, María Luján Aguirre (39) trabajó en la municipalidad de su pueblo, en el área de prensa, desde 2019, cuando Constantino fue intendente electo. “Al principio la relación era distante, él siempre se mostraba como una persona paranoica, insegura, con la sensación de que su gente lo iba a traicionar. Entonces tenía una manera agresiva de dirigirse, generaba un poco de miedo“, dice.
Con el paso del tiempo y después de la pandemia del coronavirus, cuando los empleados empezaron a realizar el trabajo presencial empezó el calvario para Aguirre, en pareja con un médico cirujano y con un hijo de 13 años. “Primero fueron constantes insinuaciones, palabras desubicadas, mirada lasciva y acotaciones que tenían que ver con mi uniforme, con cómo me quedaba la camisa. ¿Qué insinuaciones? Saludaba con un beso desagradable, te abrazaba y aprovechaba para deslizar la mano y tocarte“.
El día a día empezó a tornarse una tortura para Aguirre, cuya oficina lindaba con la de su jefe. “Una vez, en febrero de 2021, estaba preparando un mate en la cocina, que es chiquita, y él entró a preparar el suyo. Desde atrás me agarró la cintura y me pidió que me corriera. Como tenía gente en su oficina, se fue rápido y apoyó su mano en mi cola. Yo me quedé paralizada pero cuando volvió a quedarse solo, entré a su oficina, le dije que se había desubicado, me miró sonriendo y me respondió: ‘Si no te gusta, mirá, ahí está la puerta‘. Muda quedé”.
El acoso fue creciendo. “Sabiendo que estaba en pareja, me llamaba a mi casa para invitarme a salir, para decirme guarangadas, un tipo repugnante, pero yo no podía hablar, me tenía amenazada con dejarme sin trabajo a mí y a mi papá, que también trabajaba en otra área de la Municipalidad”.
En los primeros días de marzo escuchó: “María Luján, a mi oficina“. Dudó pero fue. Constantino cerró la puerta, la tomó de los hombros y la arrinconó contra la pared. “Me empezó a besar en la boca, en el cuello, me manoseó en todos lados y no pude reaccionar”.
Las lágrimas y la congoja interrumpen el relato, pero Aguirre se esfuerza, dice que necesita hablarlo. “Callé mucho tiempo, a mi marido le decía que estaba estresada, me tragué toda esa angustia sola. Tuve ataques de pánico y de ansiedad, fui a ver a un psicólogo, que me derivó a un psiquiatra, me medicaron y sigo tomando tres pastillas por día para combatir la depresión, para poder dormir y para poder estar de pie. Pero a nadie de mi entorno le había dicho la verdad”. Pasaron unos días y volvió a la oficina con temor.
“¡María Luján, vení“. Dos semanas después del último ataque, Constantino volvió a ejercer acoso laboral y sexual. “Estaba aterrada, demoré en responder, no quería ir. Me volvió a llamar, fui y apenas entré a su oficina, me agarró, me tiró arriba de su escritorio, me tapó la boca y llevó sus manos a mis partes íntimas. No sé cómo hice pero zafé y me fui corriendo a ver a mi psiquiatra, quien me dio 60 días de licencia por mi estado de angustia general”. Sin embargo, Luján le rogó a su médico que fueran 30, porque Constantino la amenazaba por teléfono con dejarla desempleada.
Retornó al trabajo en mayo de 2021 y transcurrió la primera semana “relativamente” tranquila. “Pensé que se había calmado el tema. Pero promediando mediados de mayo, me convocó a su oficina para llamarme la atención por un error ortográfico en la página web. Yo temblaba y empecé a llorar al lado de él y le pedí por favor que me comprendiera, que me costaba mucho trabajar en esas circunstancias. Se levantó, me agarró por atrás y me empezó a manosear y me repetía ‘tené mucho cuidado con lo que decís‘. Hasta hoy yo me pregunto por qué nunca reaccioné, por qué no le tiré algún objeto”.
Entre llantos y súplicas, Constantino la empujó a Aguirre contra el escritorio. “Nunca había llegado tan lejos como esa vez. Con su mano hizo abuso carnal. Me fui a mi casa llorando, después fui a la psicóloga, le dije toda la verdad, luego le conté a mi marido, hicimos la denuncia en la fiscalía y me dieron una licencia hasta agosto -período en el que bajó 17 kilos-, que se extendió a diciembre de 2021, cuando me terminó echando”.