“Nunca vi nada semejante”, dijo el forense que hizo la autopsia de Fernando tras su asesinato. “Las lesiones más importantes están en el cerebro y la cara”, explicó. Revelaron detalles escalofriantes.
La médica ambulancista que asistió a Fernando Báez Sosa tras ser atacado fuera del boliche “Le Brique” de Villa Gesell declaró en el juicio a los ocho rugbiers imputados que la víctima “no tenía posibilidad de sobrevida” debido a las lesiones sufridas.
Carolina Giribaldi Larrosa, integrante del equipo de emergencias que asistió a Fernando (18) la madrugada del 18 de enero de 2020, explicó ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores, que “no tenía signos vitales” cuando llegaron al lugar del ataque, y que tenía “pupilas midriáticas (dilatadas), no tenía reflejos, ni movimientos respiratorios, y no tenía pulso”
La médica, que fue la primera testigo en declarar en la sexta jornada del juicio, precisó que “lamentablemente no hubo ninguna respuesta” de Báez Sosa ante la asistencia recibida, y aseguró que en sus 18 años como emergentóloga nunca vio “el deceso de una persona como consecuencia de las maniobras de compresión de RCP” como las que le realizaron.
La testigo sostuvo ante los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari que Fernando “no tenía posibilidad de sobrevida” con esas lesiones sufridas y que su cuerpo presentaba “hematomas” en áreas vitales como “cara y cuello”.
Relató además que, tras encontrarlo sin signos vitales frente al local bailable minutos después de las 5, fue trasladado al Hospital de Villa Gesell, asistido con oxígeno y mientras continuaba recibiendo masaje cardíaco.
Al dejar los tribunales, la médica explicó que el joven asesinado tenía “una marca rara en la zona de la mandíbula”, a la que describió como un hematoma “atípico”, con “forma de zigzag”.
En línea con su declaración testimonial, dijo además que “lamentablemente” Fernando “falleció de un derrame cerebral masivo producto de traumatismos y no por un RCP mal hecho”.
“Nunca vi algo semejante”
El médico de Policía Científica Diego Duarte, quien realizó la autopsia al cuerpo del joven estudiante de abogacía en el Hospital de Pinamar, declaró por su parte que presentaba “múltiples lesiones en la zona del maxilar derecho”, “hemorragia en el cerebro y cerebelo” y “hemorragias y hematomas”.
“Nunca vi nada semejante”, agregó más tarde, visiblemente conmovido, ante los periodistas que lo esperaban en la puerta de los tribunales cuando salió tras testimoniar.
Antes de que iniciara su declaración en el primer piso de los tribunales, los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez, se retiraron de la sala para no tener que escuchar su testimonio y evitar observar las imágenes que pudieran exhibirse.
A la madre de Fernando se la vio también llevar consigo una biblia con cantos dorados que le regaló una mujer en la puerta del tribunal.
Según detalló Duarte a los jueces, la víctima presentaba una “lesión cerebral aguda”, que produjo la “muerte instantánea en el paciente”.
“Las lesiones más importantes están en el cerebro y la cara”, explicó, y aseguró que además tenía un “desgarro hepático” y que un informe complementario determinó que existían además otras lesiones en un pulmón.
Agregó que “las partes más afectadas” en el tronco cerebral “son las que albergan las funciones vitales del organismo”, y que sufrió “golpes multidireccionales” y “suficientes” como para “dañar el cerebro contra la pared ósea”.
Respecto de la impronta que la víctima presentaba en la cara, en su zona maxilar, precisó que se correspondía con un “golpe directo con muy alta energía”, compatible con “una zapatilla”.
A pedido de la defensa de los rugbiers, a cargo de Hugo Tomei, el TOC 1 se opuso a la exhibición de fotografías del cuerpo de Fernando tomadas por Duarte en el hospital al que fue llevado previo a la autopsia, por lo que solo se mostraron las correspondientes al estudio forense.
Tras su declaración, el forense dijo a los medios fuera del tribunal que Fernando presentaba “lesiones incompatibles con la vida”.
Además, expresó con la voz quebrada: “El paciente sufrió daño en todo el sistema nervioso central, tanto cerebro, cerebelo, tronco cerebral, no hay una lesión única, son múltiples…la verdad que es muy fuerte siendo padre…”.
Al terminar ambos testimonios, el abogado de la familia de Fernando, Fernando Burlando, señaló que el joven “fue asesinado en el lugar y no le dieron oportunidad”.
“Yo especulo que le han pegado incluso estando muerto. No tenía ninguna oportunidad de seguir con vida”, afirmó el letrado y describió: “Cada golpe fue un tiro.”
Tras un cuarto intermedio de cerca de una hora, el juicio se reanudó con el testimonio del policía Ramón Alberto Rueda, miembro de la Subdivisión de Investigaciones de Villa Gesell, quien aseguró que uno de los ocho imputados, presuntamente Máximo Thomsen (23) por su descripción, realizó un gesto con su mano como si amenazara con degollar a alguien mientras un patovica lo expulsaba del boliche “Le Brique”.
Por su parte, Javier Laborde, secretario del Ministerio Público Fiscal que realizó la visualización de los videos incorporados en la causa, fue el último testigo de la jornada y detalló durante más de dos horas que al menos cuatro de los acusados (Lucas -23- y Ciro -22- Pertossi, Thomsen y Matías Benicelli -23-) aparecían en la secuencia registrada por una decena de celulares, y por cámaras de seguridad urbanas y de privadas, entre las 4.30 y las 6.
Tal como ocurrió durante la primera semana del juicio, las declaraciones eran presenciadas por los ocho imputados, los cuatro ya mencionados, Enzo Comelli (22), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano Pertossi (21); quienes por primera vez desde el inicio del debate cambiaron sus ubicaciones en los dos bancos que ocupan dentro de la sala de audiencias.</b