FacebookTwitteremailPrintFue 1-1 ante Paraguay. Con desacoples defensivos y sin ideas en ataque, al equipo de Scaloni se jugará la clasificación en la última fecha. Messi marcó el tanto de la igualdad y Armani atajó un penal. La Copa América sigue sin empezar para la Selección. El Mineirao esperaba ansioso ser testigo del despertar del equipo […]
Fue 1-1 ante Paraguay. Con desacoples defensivos y sin ideas en ataque, al equipo de Scaloni se jugará la clasificación en la última fecha. Messi marcó el tanto de la igualdad y Armani atajó un penal.
La Copa América sigue sin empezar para la Selección. El Mineirao esperaba ansioso ser testigo del despertar del equipo de Lionel Scaloni, pero se quedó con las ganas y la efervescencia se fue apagando al darse cuenta de que no sería posible ver algo nuevo. Lo único que no se repitió del traspié del estreno fue el resultado.Rasguñó un punto la Selección ante la combativa Paraguay de Eduardo Berizzo. Y nada más. Los cambios de Scaloni no funcionaron y con el 1-1 no despegó del fondo del Grupo B. Así, el domingo se jugará la vida contra Qatar en Porto Alegre.
Una corrida furiosa. Letal. Dolorosa. Implacable. Inalcanzable. Miguel Almirón aprovechó un hueco y aceleró. Tanto que llegó hasta el fondo para tirar el centro atrás y encontrar a Richard Sánchez, que definió de frente al arco, entrando en soledad por el medio del área. Milton Casco había quedado arriba, Leandro Paredes no pudo primero con el ex Lanús y tampoco después lo frenó Roberto Pereyra. Ni Lo Celso ni De Paul se preocuparon en el retroceso por marcarlo a Sánchez.
Eso explica el 1-0 de Paraguay. Y también es un cuadro del desconcierto de un equipo novato, inmaduro, que presentó a nueve de sus once titulares con menos de 20 partidos con la camiseta celeste y blanca y, entre ellos, cinco con menos de diez.
Es cierto que el tiempo de trabajo es poco y que el proceso de recambio lleva su tiempo. Pero esta Selección presenta fallas por momentos absurdas, de manual. Errores en los cierres, en las coberturas, distracciones infantiles… Lo más preocupante es la ausencia de un plan definido de juego. Y si lo tiene, no lo refleja.
Sí, se plantó más adelante en el campo e intentó, a diferencia del debut ante Colombia, ser protagonista, tomar la iniciativa. Scaloni había jugado fuerte con los cambios. Y, al margen de tener la pelota, la Selección no tuvo la agresividad necesitada. De hecho, la única “llegada” en los primeros 45 minutos fue un débil tiro libre de Lionel Messi a las manos de Roberto Fernández. A propósito de Messi, el 10 estuvo anclado como extremo derecho, improductivo en ese tramo inicial.
Los cambios no mejoraron casi nada. Casco no fue mucho más de lo que había sido Saravia, Pereyra no logró llegar más al área rival, De Paul (que sí había entrado bien en el debut copero) no desniveló por la izquierda. Y Lautaro Martínez estuvo a la par de la actuación de Sergio Agüero en el primer encuentro.
Paraguay complicaba con poco: con Almirón a espaldas de Paredes y Lo Celso y con los propios desajustes groseros de mitad de cancha hacia atrás de la Argentina. Antes del gol, los guaraníes habían tenido otra con un pelotazo de Almirón hacia Derlis González, que apareció inexplicablemente solo por la derecha. Era una continuación de la derrota con Colombia. Hasta Armani hizo otro blooper al intentar para una pelota al salir lejos del área.
Los históricos borrados volvieron en el segundo tiempo. El Kun fue el primero en entrar (por Pereyra, que venía de una sobrecarga muscular). Las ideas siguieron ausentes, aunque otra vez hubo una reacción. Y alcanzó para empatar. El VAR aplicó justicia y Sampaio cobró el penal por la mano de Piris, que Messi cambió por gol. El 10 se mostró mucho más activo cuando se corrió al medio.
Sin embargo, el envión duró poco. Otamendi lo bajó a Derlis González. Claro penal. Los guantes salvadores del Armani de River se hicieron presentes después de tanto reclamo popular y contuvieron el disparo del propio González.
Lautaro Martínez, antes de salir, tuvo un cabezazo después de la única conexión entre Lo Celso y Messi. Esa fue la última aproximación de la Selección, que terminó con Di María y Suárez en el campo, pero que jamás supo cómo jugar. Es lógico, se ve que para la Argentina la Copa sigue sin empezar.