Es argentina, se fue a Chile y hoy tiene una empresa que emplea a 300 personas

Es argentina, se fue a Chile y hoy tiene una empresa que emplea a 300 personas

Si bien inició el emprendimiento hace una década, recién hace tres se dedica a tiempo completo; tiene unos 30 clientes grandes.

CORDOBA.- Fernanda Hasper llegó hace 13 años a Santiago de Chile con un proyecto de familia; en Córdoba -donde vivía- tenía larga experiencia en empresas grandes. Comenzó a trabajar en relación de dependencia y, con el tiempo, armó una empresa de servicios, que empleaba a cinco personas y atendía a un cliente. Hace unos tres años decidió dedicarse por completo a ese negocio. Gestión Compartida (GesCo) ocupa a 300 trabajadores y tiene contratos con unas 30 firmas “grandes”.

La idea, cuenta a LA NACION, surgió en el año 2010, mientras estaba en el área de Administración y Finanzas de una empresa y detectó los inconvenientes que existían para la provisión de servicios como limpieza, mantenimiento y seguridad.

“Al comienzo no lo pensé como para ganarme la vida; tenía trabajo, viajaba mucho y la idea era sostenerlo, pero sin grandes expectativas -agrega Hasper-. Cuando mis hijos se hicieron adolescentes, entendí que era momento de potenciar el emprendimiento y aplicar lo que aprendí en la universidad y en la calle. Desde hace unos tres años me dedicó 100%”.

La inversión inicial rondó los US$4000: contar con el dinero para cancelar los dos primeros meses de sueldo para los empleados y la compra de insumos, ya que los pagos son a unos 60 días. “No puede existir la dicotomía de si este mes como o pago a la gente, hay que previsionar”, sugiere.

Trabaja tanto con el sector público como con el privado: “El Estado chileno, en todos sus niveles, licita todas las contrataciones. Hay una regulación equitativa y el expertise y la experiencia suman puntos. Los parámetros están claros en el portal de licitaciones y los contratos se extienden entre uno y tres años; con los privados es similar”.

Apunta que cada vez es menos frecuente que las empresas grandes se hagan cargo de los servicios; tercerizan las actividades de aseo, seguridad y mantenimiento. “Ahorran dinero y riesgo y en esa dinámica ganamos todos, porque hay Pymes y chicas que ofrecemos esas tareas y todas podamos subsistir”.

Hasper admite que no se hubiera “animado” a poner en marcha un proyecto así en la Argentina; la diferencia la hace la “estabilidad y la seguridad jurídica” de Chile. Señala que en materia laboral, las regulaciones se mantienen y facilitan las relaciones. “Eso hace que pueda ser responsable por mi gente, pagar sueldos, entregarles los elementos de protección personal y los uniformes, contratar los seguros y comprar insumos y máquinas específicas”, dice.

Subraya que, cuando hay condiciones, los argentinos tienen “posibilidades de desarrollo” por sus iniciativas e incluso por su nivel educativo.

De su plantel, el 90% está cubierto por mujeres y emplea el tope de extranjeros permitidos (hay muchos haitianos y, en especial, venezolanos). “Soy extranjera y me parece que si está la oportunidad hay que agregar un poco más al negocio para que no pierda sentido; soy una convencida de que todo vuelve en la vida”, manifiesta.

En esa línea, GesCo hace alianzas con clientes para capacitar a los empleados e incluso para incentivarlos a emprender; sostiene que el Gobierno “no da plata, pero sí colabora con otros factores para permitir que esas cuestiones tengan continuidad”.

Para Hasper, “ser emprendedor es trabajar cinco veces más que cuando se está en relación de dependencia; además se tiene que ‘prender la lamparita’ todos los días y ser responsable con quienes trabajamos”.

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