FacebookTwitteremailPrint Despejada la incógnita sobre quién habitará la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre, se abrían otros interrogantes subyacentes, como por ejemplo cómo quedará constituido el mapa de poder en el Congreso luego del recambio legislativo. Pese a la derrota a nivel nacional, el interbloque Juntos por el Cambio (el nombre con que […]
Despejada la incógnita sobre quién habitará la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre, se abrían otros interrogantes subyacentes, como por ejemplo cómo quedará constituido el mapa de poder en el Congreso luego del recambio legislativo.
Pese a la derrota a nivel nacional, el interbloque Juntos por el Cambio (el nombre con que se reformuló Cambiemos para encarar el proceso electoral) aumentará su tamaño a 119 bancas, aunque el volumen final dependerá de la continuidad o no de la coalición oficialista, que a partir de ahora, sin detentar el poder político, deberá probar su nivel de cohesión interna entre los tres partidos que la conforman.
Todavía no hay confirmación oficial, pero cabe esperar que tras el veredicto de las urnas se forme un gran interbloque del Frente de Todos que, bajo el paraguas del emergente liderazgo de Alberto Fernández, tendría la importante suma de 111 diputados nacionales.
Así las cosas, se agudizará el esquema bipolar de la Cámara de Diputados, dejando sin margen a eventuales terceras fuerzas.
La cosecha del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires fue fructífera ya que se hizo del control de 19 bancas de las 35 en juego.
En la Ciudad de Buenos Aires obtuvo cuatro bancas, una más de las que el kirchnerismo en su formato clásico y más reducido (Frente para la Victoria o Unidad Ciudadana) tradicionalmente obtenía, y en varias provincias del interior del país se repitió el mismo fenómeno.
El dato alentador para el “albertismo” es que con el formato del Frente de Todos, se incorporarán otros diputados con mandato hasta 2021 que no estaban en el ecosistema kirchnerista como los massistas Ignacio de Mendiguren y Mirta Tundis.
También se subirían al barco al menos una docena de los los diputados del bloque Justicialista con mandato vigente que en la recta final de la campaña previa a las PASO anunciaron su apoyo a Alberto Fernández.
Hay otros diputados peronistas sueltos que el “albertismo” estaría en condiciones de repatriar como el mendocino Omar Félix o la santafesina Patricia Mounier, la reemplazante de Alejandra Rodenas, electa vicegobernadora de esa provincia.
Más allá de esta estructura formal, Fernández podría seducir a una gama de diputados de bloques provinciales que si bien no se integrarán al interbloque podrían actuar como aliados en votaciones clave.
Se trata de bloques provinciales, como el Frente Cívico por Santiago, el schiarettismo cordobés (Hacemos por Córdoba) o los misioneros del Frente de la Concordia que acostumbran a modificar su voluntad al calor del partido del poder: “los amigos del calor”, como alguna vez los definiera el saliente presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó.
Queda entre signos de pregunta si el reducido bloque lavagnista Consenso Federal, que tendrá siete bancas, funcionará también como apéndice del Frente de Todos o si marcará diferencias en las votaciones.
El lavagnismo no quedó conforme con los resultados, que fueron inferiores a los de las PASO, al punto que quedarán fuera del Congreso dos candidatos considerados “entrables” como Marco Lavagna y Pablo Kosiner, dos hombres que habían sido legisladores muy importantes en la Cámara baja de los últimos cuatro años. .
El interbloque del Frente de Todos se conformará entre Unidad Ciudadana, el Frente Renovador, Red por Argentina, la mayoría de los diputados del bloque Justicialista, y también se sumarán Victoria Donda (Somos), Leonardo Grosso (Movimiento Evita), Itai Hagman (Frente Patria Grande), Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur), y otros legisladores electos.
La figura saliente del Frente de Todos que retornará a Diputados será Sergio Massa, que muy probablemente asuma como presidente de la Cámara baja.
Y llegarán caras nuevas como las del rionegrino Martín Soria, la camporista porteña Paula Penacca y la fueguina Rosana Bertone, además de los mencionados Hagman y Solanas.
En la vereda de enfrente, la bancada de Juntos por el Cambio, pese a no ver colmadas sus expectativas electorales, quedaría en 119 integrantes, 12 más de los que cuenta actualmente, siempre y cuando no mediara una ruptura entre los tres partidos de la alianza (PRO, UCR y Coalición Cívica).
La UCR anexará la banca que deja Martín Lousteau, que fue electo senador y será reemplazado, y la de Carla Carrizo, también perteneciente a Evolución Radical.
Algunas caras nuevas de Juntos por el Cambio serán Sebastián García de Luca, María Luján Rey, Cristian Ritondo y Mariana Zuvic.
Del extinto Argentina Federal, que llegó a tener en su apogeo casi 40 bancas, sólo quedó un bloque residual redefinido como Consenso Federal y referenciado en Roberto Lavagna, que tendrá apenas siete miembros, y resta conocer qué orientación adoptará: si cercana al oficialismo del Frente de Todos, o en la vereda de la oposición política.
El Frente de Izquierda-Unidad hizo una mala elección y no sumó ni una sola banca en todo el país, por lo que su bancada se reducirá a las dos que conserva con mandato hasta 2021.
La gran decepción para el trotskismo fue no haber podido conseguir una banca por la Capital Federal, que le hubiera correspondido a la ex diputada nacional Myriam Bregman, y otra por la provincia de Buenos Aires, que habría ido para Néstor Pitrola.